el mapa de la Clau en Donosti
la guía que me habría gustado tener cuando llegué a Donosti a estudiar
A Donosti yo voy a comer. También voy a ver a mis amigas. Las que todavía quedan de cuando estudié ahí y las que hice más tarde. Pero incluso ver a mis amigas lo hago comiendo. Nunca voy el tiempo suficiente como para ir a los sitios que siempre quiero revisitar cuando vuelvo y a las nuevas aperturas que quiero probar. Demasiadas opciones entre las que elegir. Donosti tiene eso. Están los clásicos, que claro, como vas a ir a Donosti sin comerte un pintxo del Antonio o una viera del Urola. Pero también una renovación hostelera muy, pero que muy interesante. Hay muchos proyectos abiertos por gente más joven, alejados de las ofertas clásicas de pintxos y txuleta, que convierten a Donosti en una ciudad con una oferta divertida, estimulante y diversa. Esta segunda cara es la que a mi me enamora. Me encanta comer en sitios en los que puedo reconocer a la gente que los lleva. Sus historias. Sus orígenes. Sus aprendizajes… Algunos de ellos ya son amigos, y volver a comer en sus casas es hacerlo con una alegría añadida, fruto del orgullo, de la tranquilidad de saber que les sigue yendo bien.